A tres años de que el mundo supere el umbral de +1.5 °C de calentamiento global, Colombia apuesta por una solución con impacto local y global: miles de campesinos reforestan tierras degradadas a cambio de incentivos económicos. Esta estrategia, que une sostenibilidad ambiental con justicia social, se perfila como una de las iniciativas más efectivas frente al avance del cambio climático.
Reforestación que transforma vidas y paisajes
En lo profundo de un bosque tropical húmedo, la familia Cárdenas ha convertido su finca en un ejemplo de restauración ecológica. Llegaron al lugar hace una década, desplazados por el conflicto armado, y decidieron dar un nuevo rumbo a su historia al fundar la reserva natural Los Monos.
Ubicada a varias horas de Medellín, su finca pasó de la ganadería extensiva —una práctica altamente degradante— al ecoturismo y la reforestación. Ahora, las colinas verdes que rodean su hogar crecen de nuevo con especies nativas gracias a un proyecto que promueve la recuperación de ecosistemas y les brinda una fuente de ingreso sostenible.
Apoyo de la ONG Masbosques impulsa la restauración ambiental
La organización ambiental Masbosques identificó la finca de los Cárdenas como zona prioritaria para la conservación. Desde entonces, ha acompañado a la familia y a muchas otras en procesos de reforestación con fondos que provienen de instituciones nacionales e internacionales.
“Heiler Orozco”, técnico de Masbosques, explica que las familias firman acuerdos de conservación en los que se comprometen a proteger o restaurar la cobertura boscosa de sus terrenos. La organización monitorea el cumplimiento de estos acuerdos con tecnología satelital y visitas de campo, asegurando resultados medibles en términos de restauración ambiental.
Incentivos económicos a los campesinos para conservar los bosques
El modelo implementado en Colombia promueve pagos por servicios ecosistémicos (PSE), una herramienta que compensa económicamente a quienes conservan o restauran los recursos naturales. En este caso, las familias reciben un ingreso regular a cambio de cuidar los bosques, plantar árboles y evitar prácticas destructivas.
Esta estrategia no solo reduce las emisiones de CO₂ al capturar carbono en los suelos y la vegetación, sino que también mejora la calidad de vida de las comunidades rurales. Las iniciativas de PSE generan empleos verdes, fortalecen la seguridad alimentaria y frenan la expansión de actividades ilegales o insostenibles.
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