Inversores esperan elecciones y apuestan a la tasa
En un año electoral y con un tipo de cambio aún sensible, el plan oficial para captar los dólares del colchón no logró cumplir su meta principal: reforzar las reservas del Banco Central. En cambio, esos fondos se volcaron mayormente a financiar viajes al exterior, el rubro que más impactó negativamente en la cuenta corriente durante el primer trimestre de 2025.
Aunque el Gobierno mantiene tasas de interés altas para sostener la demanda de pesos y evitar presiones sobre el dólar, los inversores todavía priorizan la estabilidad política sobre las señales económicas. Prueba de ello es la escasa movilidad en los depósitos privados en dólares, que crecieron USD 127 millones en junio, lo que revela que los ahorros en billetes verdes no se volcaron al sistema financiero ni al mercado cambiario.
El viernes pasado, un fuerte volumen de liquidaciones de exportadores reflejó una tendencia: cambiar dólares por pesos para invertir a tasa. El efecto fue inmediato: leve baja del dólar MEP y mayor demanda de LECAP, cuyo rendimiento mensual alcanza el 2,55% hasta septiembre. Sin embargo, esta dinámica no es suficiente para equilibrar una cuenta corriente que en el primer trimestre marcó un déficit de USD 5.191 millones.
Este rojo externo no se explica por el comercio de bienes, que mostró un superávit de USD 2.060 millones, sino por la salida neta de divisas en servicios, especialmente en el rubro “Viajes”, que representó USD 3.464 millones. En otras palabras, el ahorro privado se fue de vacaciones, como ironizó un asesor financiero en redes sociales.
A pesar del superávit fiscal, la baja del gasto público y la reducción de la emisión monetaria, la estabilidad externa no se afianza. El Tesoro no cubre el déficit: lo hace el sector privado, que recuperó margen para consumir en el exterior, importar o mover capitales fuera del país. Esto genera una fragilidad estructural que podría desestabilizarse si el mercado cambia de humor.
En este escenario, el Gobierno tampoco interviene activamente para comprar divisas, lo que explica por qué no intenta bajar el dólar a los $1.000. Al contrario, parece conformarse con niveles cercanos a los $1.200.
Por otro lado, vuelven las retenciones a la soja y el maíz en un contexto de precios internacionales en baja. Aun así, se espera una mejora en la posición de reservas gracias a la liquidación de agro dólares en julio, aprovechando una ventana antes del aumento en los derechos de exportación.
Mientras tanto, provincias como Santa Fe avanzan en la búsqueda de financiamiento externo, replicando lo hecho por Córdoba. Esto, junto con la demanda de instrumentos en pesos, podría sostener la estabilidad cambiaria a corto plazo.
Pero el mercado mira más allá de las tasas o los anuncios fiscales. Todo indica que la verdadera decisión la tomará después de las elecciones de medio término, cuando haya más claridad sobre el rumbo político y económico del país.
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