Fue el único superviviente de la matanza que asoló su tribu y desde entonces, hace 26 años, vivió completamente aislado de otros humanos. Ahora ha sido hallado muerto en la tierra indígena Tanaru, en la Amazonia.
Incluso su nombre era un misterio. Se le conocía como el “hombre del agujero” debido a las decenas de hoyos que con los años había cavado en su territorio. Su edad, también, solo podía ser calculada. Parecía tener unos 60 años, dijeron las autoridades.
Fue un hito triste para un país que en los últimos años ha sido testigo de un debilitamiento y erosión de las protecciones para las comunidades indígenas por parte de un gobierno que ha priorizado el desarrollo de la Amazonía sobre la conservación.
Un funcionario de la Funai que no estaba autorizado a hablar de manera oficial dijo que el organismo también realizará pruebas de ADN y luego devolverá el cuerpo a la selva, donde será enterrado.
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