Plan para traicionar a Maduro

Durante una reunión clandestina, un agente federal, identificado como Edwin López, propuso al piloto principal de Nicolás Maduro que desviara discretamente el avión presidencial hacia un lugar donde Estados Unidos pudiera detener al mandatario. Según entrevistas con funcionarios y con un opositor, el interlocutor ofreció convertir al aviador en “un hombre muy rico” a cambio de su cooperación. Además, el informante señaló que dos aeronaves vinculadas a Maduro se encontraban en República Dominicana para reparaciones, un hecho que despertó el interés de las autoridades por posibles violaciones a las sanciones estadounidenses.

¿Cómo se desarrolló la operación y qué pasos siguieron?

Primero, un informante llegó a la embajada estadounidense en Santo Domingo el 24 de abril de 2024 y afirmó tener datos sobre los aviones de Maduro. Luego, el agente López contactó al piloto y logró una reunión en un hangar. En el encuentro, López planteó el plan de desvío y solicitó la colaboración del aviador. El piloto mantuvo una actitud tensa y no aceptó en el momento; sin embargo, entregó su número de teléfono, un indicio de posible interés. A continuación, López obtuvo autorización de autoridades dominicanas para interrogar a la tripulación y continuó las comunicaciones por mensajería cifrada incluso después de que dejó su cargo público.

Durante los meses siguientes, López insistió en el contacto y citó el aumento de la recompensa por la captura de Maduro, difundido por el Departamento de Justicia. Asimismo, la operación buscó explotar eventuales vulnerabilidades operativas, como el mantenimiento de aeronaves con piezas de origen estadounidense, que podrían constituir motivos legales para incautaciones. No obstante, el plan no prosperó y el piloto no se comprometió a ejecutar el desvío.

¿Qué implicaciones políticas y de seguridad plantea el caso?

En primer lugar, el episodio evidencia la delgada línea entre la investigación criminal y las maniobras de inteligencia política; además, muestra la disposición de algunos actores a emplear tácticas arriesgadas para capturar a un jefe de Estado acusado de narcotráfico. Por otra parte, el interés del gobierno estadounidense por un cambio de régimen cobró fuerza con el regreso de la administración de Donald Trump, que aumentó presencia militar en el Caribe y autorizó acciones encubiertas dentro de Venezuela.

Finalmente, el intento fallido plantea preguntas sobre la coordinación interinstitucional y sobre los límites legales y diplomáticos de este tipo de operaciones. Mientras tanto, analistas advierten que la mezcla de tácticas clandestinas y presión pública puede generar tensiones adicionales y complicar esfuerzos legales futuros. En resumen, el episodio muestra una estrategia audaz que buscó aprovechar oportunidades operativas, pero que terminó sin resultados concretos y con interrogantes sobre sus riesgos y consecuencias.