Venezuela e Irán: socios bajo presión
A mediados de febrero, dos aviones de la aerolínea venezolana Conviasa despegaron del aeropuerto de El Paso, México, con destino a Venezuela. A bordo viajaban migrantes venezolanos, algunos de ellos pertenecientes a la banda criminal Tren de Agua. Este vuelo se produjo tras una serie de conversaciones entre Richard Grenell, enviado especial del presidente de EE. UU. Donald Trump, y el presidente venezolano Nicolás Maduro en Caracas. Grenell, además, regresó a EE. UU. con seis ciudadanos estadounidenses que habían estado encarcelados en Venezuela. Este evento marca un cambio en la relación entre ambos países: EE. UU. y Venezuela comienzan a dialogar nuevamente.
Presión sobre Irán sin un representante estadounidense en Teherán
A pesar de las gestiones con Venezuela, la situación con Irán sigue siendo diferente. El presidente Trump aún no ha enviado un representante a Teherán, pero su administración ejerce una fuerte presión política. En su sitio web oficial, la Casa Blanca afirma que Irán no debe desarrollar armas nucleares, que es necesario «neutralizar» a los «terroristas» iraníes y contrarrestar la producción de armas del país. Para cumplir con estos objetivos, el Departamento del Tesoro de EE. UU. ha sido instruido para aplicar «la máxima presión» sobre el gobierno iraní.
El ministro de Asuntos Exteriores iraní, por su parte, ha mostrado disposición para dialogar. «Si la principal preocupación es que Irán no busque armas nucleares, entonces eso es alcanzable», comentó recientemente.
Venezuela e Irán: una relación estratégica bajo presión
La relación entre Venezuela e Irán es estrecha, especialmente en un contexto en el que ambos países enfrentan una presión económica significativa debido a las sanciones occidentales, principalmente de EE. UU. y la Unión Europea. Estas sanciones, que se aplicaron debido a las violaciones de derechos humanos en Venezuela y el programa nuclear de Irán, han aumentado el aislamiento de ambos países en sus respectivas regiones.
Irán, según la politóloga Sara Bazoobandi, ya no cuenta con aliados estatales en Oriente Medio y se apoya en actores no estatales, como Hezbolá en el Líbano y las milicias chiítas en Irak y Yemen. Sin embargo, la importancia de estos actores ha disminuido desde el conflicto entre Israel y Hamás en la Franja de Gaza.
En América Latina, Venezuela se encuentra en una situación similar. Sabine Kurtenbach, presidenta interina del Instituto Alemán de Estudios Globales y Regionales, señala que Venezuela sólo tiene apoyo de países como Nicaragua, Cuba y algunos sectores de Bolivia. Esto hace que la cooperación con Irán tenga sentido tanto desde una perspectiva política como económica, ya que ambos países buscan eludir las sanciones y mitigar sus efectos.
Cooperación bilateral: petróleo, productos y oro venezolano
Venezuela e Irán han estrechado su colaboración, especialmente en el sector energético. Irán exporta productos petroleros refinados a Venezuela, ya que el país sudamericano carece de la infraestructura necesaria para procesar su propio petróleo. Además, Irán apoya a Venezuela en la construcción de refinerías y en el desarrollo de infraestructura e industria.
Por su parte, Venezuela exporta petróleo crudo, productos petroleros y productos agrícolas como café, cacao y frutas tropicales a Irán. Como parte de este intercambio, Venezuela paga los servicios técnicos de Irán con oro venezolano.
Afinidad ideológica: La lucha antiimperialista como base de la relación
La relación entre ambos países también se basa en afinidades ideológicas, como señala Sabine Kurtenbach. Venezuela e Irán comparten una visión de la «lucha antiimperialista» contra EE. UU. y ambos buscan un orden mundial multipolar, en el que el poder e influencia de Estados Unidos se vean reducidos. Este objetivo político es clave para la supervivencia a largo plazo de los gobiernos de Nicolás Maduro y, en cierta medida, también de Irán.
En este contexto, los ataques verbales contra EE. UU. forman parte del discurso habitual de Maduro, quien en octubre pasado describió el comportamiento de EE. UU. como «neocolonial e imperial». Similarmente, Irán ha adoptado una postura hostil hacia EE. UU., como lo ha manifestado su líder Ali Khamenei, quien se ha referido a Estados Unidos como el «verdadero rostro del mal».
El futuro incierto de la relación Irán-Venezuela
A pesar de su estrecha cooperación, el futuro de la relación entre Irán y Venezuela está lleno de incertidumbres. Según Sara Bazoobandi, la relación de confianza entre estos dos países se basa en una narrativa compartida sobre el declive del orden mundial liderado por EE. UU. Sin embargo, el futuro de esta cooperación depende en gran medida de las decisiones que tome Irán respecto a su programa nuclear.
Si Irán acepta las condiciones de EE. UU. y renuncia a sus ambiciones nucleares, las sanciones podrían aliviarse, lo que permitiría a Irán reintegrarse a la economía global. En ese escenario, Venezuela podría perder importancia económica para Irán. No obstante, si Irán decide continuar con su programa nuclear, la cooperación con Venezuela podría intensificarse, convirtiendo al país sudamericano en un socio aún más crucial.
Impacto en Venezuela: ¿Una posible cooperación con EE. UU.?
Una situación similar podría ocurrir con Venezuela. Sabine Kurtenbach sugiere que, si Estados Unidos cooperara en la producción de petróleo venezolano en el futuro, esto sería de gran interés para el gobierno de Maduro. Sin embargo, dada la hostilidad persistente entre EE. UU. y Venezuela, es difícil prever una cooperación estrecha en el corto plazo.
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