Santo Domingo (EFE) – El secretario de Estado de EE. UU., Marco Rubio, concluyó este jueves su primera gira internacional como parte del gobierno de Joe Biden, un viaje considerado de «gran impacto» en Centroamérica y la República Dominicana. La gira, que incluyó paradas en Panamá, El Salvador, Costa Rica, Guatemala y República Dominicana, se centró en temas clave de la política exterior estadounidense, incluyendo la migración, la seguridad y la influencia de China en la región.
Uno de los momentos más recordados de la gira fue un pequeño terremoto de 5.6 grados que Rubio experimentó mientras se encontraba en Guatemala. «Fue el primer terremoto que he tenido en mi vida», bromeó el secretario de Estado, quien no solo destacó su afabilidad sino también el hecho histórico de que, por primera vez en 100 años, un secretario de Estado eligiera Latinoamérica para su primer viaje internacional.
Panamá y la disputa del Canal
La visita de Rubio a Panamá se dio en un contexto de tensiones sobre el Canal de Panamá, un tema que había sido mencionado previamente por el presidente Donald Trump en su discurso de investidura. En su encuentro con el presidente panameño, José Raúl Mulino, se discutió la «recuperación» del Canal y las relaciones con China. Aunque se esperaban esfuerzos por suavizar las tensiones, un comunicado posterior del Departamento de Estado que afirmaba que Panamá había aceptado no cobrar a los barcos estadounidenses por el tránsito, fue rápidamente desmentido por el gobierno panameño.
Migración: Un tema central
Uno de los aspectos más destacados de la gira de Rubio fue el tema de la migración. Durante su visita a Panamá, supervisó la deportación de migrantes de Colombia a través de un acuerdo que permitía la expulsión de más de 1.700 personas en vuelos financiados por Estados Unidos. Según Rubio, «nuestra frontera no empieza en Texas y México, empieza mucho antes», haciendo referencia al flujo de migrantes que atraviesan Centroamérica antes de llegar a la frontera estadounidense.
En El Salvador, el presidente Nayib Bukele se mostró dispuesto a colaborar aún más con Estados Unidos, ofreciendo recibir a migrantes indocumentados detenidos por crímenes graves en EE. UU., e incluso aceptar presos estadounidenses. Rubio destacó la relación especial con Bukele, quien es considerado un firme aliado de la administración Trump en la región.
Costa Rica y la seguridad
En Costa Rica, Rubio elogió la cooperación bilateral en temas de seguridad, migración y narcotráfico, calificando al país de «ejemplo y modelo» en la región. Además, celebró la firme postura de Costa Rica en contra de la participación de empresas chinas en el desarrollo de redes 5G, destacando la seguridad y estabilidad que el país ha mostrado al limitar la influencia de Pekín.
Desafíos en Guatemala y República Dominicana
En Guatemala, el presidente Bernardo Arévalo de León confirmó que el país volvería a recibir a migrantes deportados desde Estados Unidos, con un aumento del 40% en los vuelos de deportación. Mientras tanto, en la República Dominicana, Rubio abordó la crisis en Haití, destacando la importancia de apoyar la estabilidad económica y la paz en el vecino país, especialmente en el contexto de las pandillas que controlan gran parte de la capital, Puerto Príncipe.
Visión crítica sobre los regímenes de la región
A lo largo de su gira, Rubio no dejó de mencionar a los regímenes que considera una amenaza para la región. En su intervención, se refirió a Nicaragua, Venezuela y Cuba como «enemigos de la humanidad» y responsables de la crisis migratoria que afecta a América Latina.
Con su gira, Rubio marcó un cambio de rumbo en la política exterior de EE. UU. hacia Latinoamérica, centrando la atención en la migración, la influencia de China y la seguridad, temas que seguirán siendo fundamentales en las relaciones entre los dos hemisferios.
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