América Latina y el Caribe inician 2025 con un panorama económico moderadamente optimista, según el informe «Situación y Perspectivas Económicas Mundiales 2025» de la ONU. El documento proyecta un crecimiento regional del 2.5 %, frente al 1.9 % registrado en 2024. Este repunte se atribuye a un mayor consumo privado, políticas monetarias más flexibles y un crecimiento sostenido de las exportaciones.
Persisten retos estructurales
A pesar de la mejora proyectada, los desafíos estructurales persisten. La desaceleración del crecimiento del PIB per cápita en la última década ha limitado la reducción de la pobreza extrema y la desigualdad. Aunque la inflación muestra una tendencia a la baja, sigue afectando a economías clave, especialmente a los sectores más vulnerables.
Exportaciones e inversión extranjera: motores clave
El comercio internacional, especialmente en el sector agrícola y manufacturero, será un pilar del crecimiento. Países como Brasil y Argentina, grandes exportadores de materias primas, se beneficiarán de mejores precios de exportación, lo que impulsará ingresos fiscales e inversiones en infraestructura.
Sin embargo, el acceso al financiamiento internacional sigue siendo un obstáculo. La elevada deuda externa y sus costos restringen la capacidad de los gobiernos para invertir en desarrollo sostenible y enfrentar los efectos de la crisis climática.
Mercado laboral: recuperación desigual
El empleo en la región muestra signos de recuperación, aunque la mayoría se concentra en el sector informal. Problemas como el desempleo juvenil y la falta de empleos de calidad siguen siendo críticos en países como México y Colombia.
Por otro lado, Brasil destaca con tasas de desempleo en su nivel más bajo en una década, impulsadas por reformas económicas y un aumento del consumo interno.
Crisis climática y sostenibilidad
La crisis climática sigue afectando a la región, con desastres naturales que impactan la agricultura y la seguridad alimentaria, especialmente en el Caribe y Centroamérica. Aunque los gobiernos han comenzado a implementar políticas de inversión en energías renovables, el ritmo es insuficiente para alcanzar las metas de desarrollo sostenible de la ONU.
Programas como los promovidos por la CELAC buscan incrementar el financiamiento para proyectos verdes y fomentar la integración económica.
Recomendaciones y perspectivas
El informe destaca que, aunque las proyecciones para 2025 son alentadoras, no bastarán para resolver los problemas estructurales. Se recomienda adoptar estrategias integrales que combinen reformas fiscales, incentivos para la inversión privada y políticas inclusivas.
La cooperación internacional será clave para abordar la deuda externa y garantizar acceso equitativo al financiamiento. También se subraya la importancia de priorizar la educación y la formación técnica para promover la innovación y mejorar el mercado laboral.
Conclusión
América Latina y el Caribe enfrentan un 2025 lleno de retos y oportunidades. La colaboración entre gobiernos, empresas y sociedad civil será crucial para construir una economía más inclusiva, resiliente y sostenible.
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