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Gabriel Boric se divorcia de Irina Karamanos

El presidente de Chile, Gabriel Boric, compartió a través de sus redes sociales el quiebre de su relación de pareja con Irina Karamanos, poniendo fin a una unión de cinco años. El mandatario, de 37 años, informó que, tras semanas de reflexión, él y Karamanos decidieron seguir “caminos separados” debido a visiones distintas sobre el futuro íntimo.

Aclaraciones y respeto mutuo

Boric descartó especulaciones sobre nuevas parejas y afirmó que ambos están bien. En su mensaje en Instagram, expresó: “Para los apostadores de las posibles miserias ajenas, les cuento que estamos bien, que ninguno de los dos tiene otras parejas, y que todo ha sido conversado largamente”. Subrayó la importancia de compartir su historia de manera transparente, aunque hubiesen preferido vivir este proceso en privado.

Detalles de la separación y contexto social

La noticia del quiebre ha estado rodeada de especulaciones y ha generado atención en las redes sociales, especialmente tras la difusión de videos que mostraban al presidente entrando y saliendo de un apartamento diferente al que compartía con Karamanos. La relación entre Boric e Irina Karamanos se hizo pública poco antes de las elecciones que llevaron al mandatario al cargo en diciembre de 2022.

Karamanos, una cientista social de 34 años, inicialmente decidió no ejercer el rol de primera dama, pero tras la elección de Boric, reconsideró su posición para trabajar desde adentro y modificar el papel desde una perspectiva contemporánea. Menos de un año después, renunció formalmente al cargo y previamente reorganizó la estructura de las fundaciones sociales en las que tradicionalmente la primera dama tenía un papel destacado.

Breve contexto sobre Irina Karamanos

Irina Karamanos, de ascendencia griega y alemana, estudió en la Universidad de Heidelberg en Alemania. Miembro del Frente Feminista del partido Convergencia Social, partido al que también pertenece Boric, la semana pasada ofreció una charla TED en la que abordó la “ilegitimidad del rol de primera dama en las democracias contemporáneas” y su esfuerzo por rechazar ese poder e impulsar cambios.