Escasos países del hemisferio cumplen con este mandato de la ONU, el cual también es promovido por la OEA.Esto es algo que la mayoría de los países de la región, a muchos cuales se les reconoce como “ejemplos democráticos” no han logrado cumplir. Vemos en Costa Rica, país históricamente tranquilo, se ha estado convirtiendo en el último año como en nuevo centro de tráfico de drogas, con asesinatos y presencia de carteles, y donde se están formando un “megacartel” narco. La seguridad ciudadana que una vez reino en el país, se está rápidamente evaporando.

En el Ecuador, país en el cual el presidente Guillermo Lasso tuvo prácticamente que sacrificar su presidencia al no poder controlar la seguridad de su país, también se le han infiltrado los carteles de droga mexicanos, y la población es quien está sufriendo. En materia de seguridad ciudadana, están peor que nunca y uno de los candidatos presidenciales, Jan Topic, está hablando correctamente sobre la seguridad ciudadana.

En Chile, país históricamente tranquilo y con gobiernos estables, se ha estado desplomando bajo el liderazgo del joven presidente socialista Gabriel Boric, quien en menos de un año ha bajado a menos del 30% de aprobación de su gestión. Al mismo tiempo, los carteles de droga, inéditamente, tienen presencia en el país, y periodistas haciendo su trabajo han sido asesinados bajo el gobierno del presidente que dice proteger los derechos de sus ciudadanos. Este es otro claro ejemplo de un rápido deterioro de la seguridad ciudadana, que los chilenos una vez disfrutaron, y de la emergente falta de seguridad ciudadana.

En Brasil, donde el presidente Luis Inácio Lula, condenado por corrupción, y luego de pasar tiempo en la cárcel regreso a la presidencia, tampoco logra controlar el narcotráfico en su país. Ni hablar de la violencia que los brasileños viven en su día a día. ¿Dónde está la seguridad ciudadana en el Brasil?

La lista puede continuar, en países como la Argentina donde la vicepresidente ha sido condenada por actos de corrupción; En el Perú, donde también hay crisis política; y en Colombia, donde un exguerrillero está al mando de su país, y ha perdido por completo el apoyo de sus ciudadanos, con una aprobación de apenas 26% por no brindar la seguridad que sus ciudadanos exigen, y merecen.

¿Qué es lo que está pasando en la región? La administración Biden tampoco parece estar en control de lo que ocurre aquí en nuestro país, cuando vemos los niveles de violencia que se vive en ciudades como Chicago, San Francisco, Nueva York, y mismo Washington D.C. donde la Asamblea General tomará lugar esta semana.

Aún mas preocupante, la administración Biden ha ofrecido visitas oficiales a la Casa Blanca a los presidentes de Argentina, Brasil y Colombia, países con altos índices de violencia y donde no se cumple el mandato de la ONU por la seguridad de sus pueblos, y los presidentes tienen serios cargos criminales atribuidos a sus personas. De México, mejor ni hablemos, donde en lo que va del 2023, ha habido en promedio, 83 homicidios por día (2,426 en el 2023) y donde en el 2022 fue el año más mortífero de periodistas.

El liderazgo que los Estados Unidos tenía en la región ha sido desmantelado por esta administración. La OEA, en medio de los escándalos del secretario general, también han perdido peso en la región. Los países miembros de esta organización deben de mirar hacia otros casos de éxito en la región para implementar políticas públicas orientadas a la seguridad ciudadana.

Sin embargo, dentro de tanta oscuridad, hay luz en la región. Hay países donde la seguridad ciudadana se está respetando, por ejemplo Uruguay, Paraguay y El Salvador – que hoy por hoy es el país más seguro de América Latina.

Cuando los países tienen el derecho de seguridad ciudadana, como en los países anteriormente mencionados, se pueden implementar políticas públicas para mejorar la calidad de vida de la población, acciones comunitarias para prevenir la criminalidad, acceso a un sistema de justicia eficaz, y educar a la población con valores, respeto por la ley y la tolerancia, como se está haciendo en estos países.

La OEA y muchos de los países miembros deberían tomar estos casos de éxito como ejemplo porque de nada vale hablar de los supuestos “derechos humanos” cuando la población en muchos países del hemisferio no tiene la seguridad siquiera para salir de sus casas, y pensar si regresaran vivos a sus hogares por la noche.