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La migración como motor de la expansión del béisbol en América Latina

El béisbol es una forma de expresión cultural que llevan consigo los migrantes a los destinos elegidos para comenzar una nueva vida. Para muchos, es una forma de conectarse con sus raíces, con sus pasatiempos con familiares y amigos, con un pedazo de su vida pasada. Así, se torna refugio de familiaridad y nostalgia.

De alguna forma, la migración por motivos laborales, sociales y de otra índole ha sido la responsable de la llegada de este pasatiempo, que conoce sus raíces modernas en Inglaterra hacia fines del siglo XVIII, a todo el continente americano. El ritmo de la expansión ha llevado a que haya mayor avidez por el consumo de las grandes ligas. Esto va de la mano con el auge de las apuestas deportivas, la disponibilidad de pronósticos béisbol, el desarrollo de la conectividad móvil y las apps dedicadas a difundir el deporte, las redes sociales, entre otros factores.

Es indudable que las vicisitudes vividas por las poblaciones venezolanas y cubanas en las últimas décadas, que ha llevado a millones de personas de dichos países a buscar su futuro en otros lados, ha resultado en una promoción del deporte en naciones de Sudamérica. Esto, aunque dichas naciones no tienen una tradición beisbolística de relevancia.

El béisbol en América Latina: una historia de migrantes

En el caso de Perú, el deporte fue traído en las primeras décadas del siglo XX por trabajadores migrantes (norteamericanos y japoneses). Esto llevó a que se fundara la Federación de Béisbol local en 1926. Sin embargo, salvo algunas experiencias esporádicas en campeonatos regionales, el juego no tuvo demasiado crecimiento.

No obstante, en los últimos años, Perú ha crecido en los rankings internacionales y tiene un estadio de primera generación en la forma del Complejo Polideportivo de Villa María del Triunfo (llamado el “Diamante”). Este estadio fue sede de los Juegos Panamericanos Lima 2019 y habitualmente, en él juegan equipos de índole amateur. Y esto se debe sobre todo al impulso de los jugadores migrantes y de doble nacionalidad (cubanos y, sobre todo, venezolanos).

En Argentina, de los cerca de mil 200 jugadores que participan en la liga de béisbol local, casi 300 son venezolanos. Además, hay equipos cuyas plantillas están conformadas sólo por jugadores nacidos en Cuba. Su experiencia y talento ha permitido que la liga argentina se desarrollara y profesionalizara. Gracias a esto, al día de hoy existen 3 categorías para competencias.

Esta difusión ha sido celebrada en los últimos años en Argentina por la propia Organización Internacional para las Migraciones, dependientes de la ONU, al organizar encuentros llamados “Béisbol sin Fronteras” en asociación con la Federación Argentina de Béisbol.

Pero el béisbol no solo ha servido para afianzar el sentimiento de comunidad entre expatriados. También les ha servido como mecanismo para retornar a sus tierras de origen. En este sentido, por ejemplo, existe un programa llevado adelante por los Pericos de Puebla de la liga de béisbol mexicana con el objetivo de ayudar a dar vuelta al fenómeno migratorio, buscando jóvenes promesas entre la comunidad poblana que habita en los Estados Unidos. Para ello, organizaron convocatorias, buscando reclutar deportistas jóvenes y tornar la idea de volver a México como una propuesta atractiva.

Indudablemente, el deporte es una forma ideal para ayudar a los migrantes a establecerse y encontrar su lugar en una cultura nueva.