Un acuerdo tras meses de negociaciones
Venezuela liberó este viernes a diez ciudadanos estadounidenses que se encontraban detenidos en su territorio. A cambio, el gobierno venezolano recibió a decenas de migrantes deportados por Estados Unidos hacia El Salvador, quienes finalmente regresaron a su país de origen. Este intercambio bilateral representa el cierre de un proceso diplomático complejo que involucró a tres gobiernos y se prolongó por varios meses.
La propuesta de intercambio fue presentada en abril por el presidente Nayib Bukele, quien destacó que esta operación es fruto de negociaciones con la administración de Nicolás Maduro. El mandatario salvadoreño indicó que los estadounidenses «harán una breve escala en El Salvador antes de volver a casa». Por su parte, el secretario de Estado Marco Rubio celebró el regreso de los detenidos, agradeciendo el papel de Bukele en el proceso.
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Detenidos usados como moneda de cambio
Los diez estadounidenses liberados formaban parte de un grupo más amplio que fue arrestado durante una campaña de represión impulsada por el gobierno venezolano tras las controvertidas elecciones en las que Maduro aseguró su reelección. Entre ellos se encuentra Lucas Hunter, de 37 años, cuya familia denuncia que fue secuestrado mientras vacacionaba en Colombia.
El régimen venezolano admitió que el intercambio representó un “alto precio político”, pero valoró el retorno de sus ciudadanos. Estos venezolanos permanecieron durante cuatro meses detenidos en el Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT) en El Salvador, tras ser deportados por el gobierno de Donald Trump como parte de su política migratoria.
El grupo liberado por El Salvador incluía a más de 250 migrantes venezolanos, algunos acusados de pertenecer al Tren de Aragua, una organización criminal. Según Bukele, varios de ellos enfrentan cargos graves como asesinato, robo y violación.
Implicaciones diplomáticas del intercambio
Este movimiento diplomático ocurre en un contexto tenso. Apenas una semana antes, el Departamento de Estado de EE. UU. reiteró su política de no reconocimiento al gobierno de Maduro, manteniendo su apoyo a la Asamblea Nacional electa en 2015. El acuerdo, sin embargo, se concretó con la mediación de El Salvador, que actuó como un puente entre ambos gobiernos.
Según las autoridades, el intercambio no solo implicó la liberación de estadounidenses, sino también la de un número significativo de presos políticos venezolanos, lo que podría generar nuevas tensiones internas en Venezuela. La comunidad internacional sigue de cerca estos movimientos, ya que revelan el uso de detenidos como herramientas de presión política y negociación.
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