La baja natalidad en América Latina se ha convertido en un desafío demográfico que podría tener profundas consecuencias económicas y sociales en los próximos años. Aunque el fenómeno no es nuevo, gobiernos y expertos empiezan a prestar mayor atención a sus implicaciones en 2025.
¿Por qué está disminuyendo la natalidad en América Latina?
Desde hace décadas, las tasas de fecundidad en países como Uruguay, Chile, Argentina y Venezuela han descendido por debajo del nivel de reemplazo poblacional. Este cambio se debe a múltiples factores estructurales: la incorporación de las mujeres al mercado laboral, el aumento del costo de vida, el acceso a métodos anticonceptivos y la transformación de los modelos familiares.
En ciudades como Buenos Aires, por ejemplo, ya hay más mascotas que niños, reflejo de un estilo de vida que prioriza la independencia y posterga o renuncia a la maternidad. Venezuela, en cambio, ha respondido desde lo discursivo con llamados del presidente Nicolás Maduro a «parir» por la patria, sin que eso se traduzca en políticas públicas sostenidas.
Propuestas en América Latina
Hasta ahora, América Latina carece de políticas pronatalistas consolidadas. Una de las pocas propuestas concretas proviene del candidato chileno José Antonio Kast, quien planteó entregar un millón de pesos chilenos por hijo nacido, sumado a rebajas fiscales y mayor acceso a guarderías. Sin embargo, su plan enfrenta críticas por su alto costo fiscal —unos 380 millones de dólares anuales— en un contexto de recortes presupuestarios.
A nivel global, experiencias como la de Alemania —donde se pagan bonos mensuales por hijo desde hace décadas— muestran que estos incentivos económicos tienen efectos limitados. Desde 1990, su tasa de natalidad apenas ha variado, manteniéndose en torno a 1.4 hijos por mujer.
¿Dinero para tener hijos? No siempre funciona
Especialistas coinciden en que ofrecer dinero por hijo nacido no resuelve el problema de fondo. Rafael Rofman, investigador del CIPPEC en Argentina, afirma que los cambios en la fecundidad responden más a decisiones personales y sociales que a estímulos financieros. “A medida que las sociedades son más ricas, el número de hijos tiende a disminuir, no a aumentar”, señala.
La socióloga Marinella Mazzei, de la Universidad de Chile, destaca que el costo de vida es una barrera real, pero no la única. “Las personas quieren participar más activamente en la crianza, y eso también influye en la decisión de cuántos hijos tener”, explica.
¿Qué soluciones son efectivas para aumentar la natalidad?
Para que una política pronatalista sea efectiva, debe considerar cambios estructurales a largo plazo. Según Mazzei, medidas como ampliar los permisos pre y postnatales, ofrecer salas cunas universales y garantizar empleos formales con igualdad de género son claves. También destaca la flexibilidad laboral como elemento que permite conciliar trabajo y familia.
Modelos aplicados en Europa —como subsidios mensuales por hijo, beneficios fiscales y horarios laborales adaptables— pueden servir como referencia, aunque deben adaptarse a las realidades de cada país latinoamericano.
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