Desencuentro por la votación de Lijo en la Corte
Votación sobre licencia de Ariel Lijo sorprende al Gobierno
La reciente votación de la Corte Suprema sobre la licencia de Ariel Lijo para asumir su cargo como juez del máximo tribunal causó desconcierto y malestar en la Casa Rosada. El rechazo a su nombramiento, especialmente el voto en contra de Manuel García Mansilla, designado por Javier Milei, sorprendió a muchos dentro del Gobierno. Mansilla se convirtió la semana pasada en el cuarto miembro del cuerpo, pero su postura ante el caso de Lijo fue inesperada para los funcionarios cercanos al presidente.
Reacción en el Gobierno ante la votación
Al conocer la decisión de la Corte, algunos miembros cercanos al Presidente dudaron de su veracidad y se mostraron ofuscados, incluso cuestionando si la votación ya había ocurrido o si se trataba de información errónea. «La votación aún no ocurrió», dijo un alto colaborador del Presidente, visiblemente desconcertado. Sin embargo, la votación se confirmó, y García Mansilla, quien fue una de las apuestas de Milei para la Corte, votó en contra de los intereses del Gobierno. Este hecho generó un clima de frustración y desconcierto en el entorno presidencial.
La postura de Karina Milei ante la votación
Desde el círculo cercano a Karina Milei, trataron de minimizar el revés. Atribuyeron la votación de García Mansilla como una «demostración de la independencia de la Justicia», un valor que el Gobierno siempre ha promovido. “Esto confirma que no buscábamos una mayoría automática”, afirmó un asesor de la secretaria general de la Presidencia, aludiendo a la dinámica que históricamente se ha cuestionado, especialmente durante la administración de Carlos Menem.
Los próximos pasos en la lucha por el nombramiento de Lijo
A pesar del golpe recibido, el Gobierno se mantiene firme en su intención de sostener el pliego de Ariel Lijo como candidato para la Corte Suprema. Aunque el rechazo a su nombramiento en la Comisión del Senado se concretó la semana pasada, el Gobierno está decidido a seguir buscando los votos en el Senado para avanzar en su nombramiento. Sin embargo, esta situación se complica ya que Lijo ha dejado claro que no renunciará a su puesto como juez federal, lo que podría poner en riesgo su lugar si no se aprueba su pliego antes de fin de año.
El nombramiento de Lijo en el Senado no ha sido sencillo. Durante casi un año, Santiago Caputo y Sebastián Amerio, dos figuras clave en el Ministerio de Justicia, intentaron sin éxito avanzar con los pliegos de los jueces. A pesar de los esfuerzos, solo lograron obtener las firmas necesarias para el nombramiento de Lijo, con el apoyo parcial del bloque de Unión por la Patria.
Los retos del oficialismo en el Senado
El oficialismo sigue optimista, convencido de que a largo plazo, el kirchnerismo cederá. Sin embargo, en caso de que eso no ocurra, el Gobierno tiene un as bajo la manga: apelar a la entrada de nuevos senadores libertarios tras las elecciones legislativas de 2025, lo que les permitiría obtener un mayor peso político en el Senado y potencialmente alterar la dinámica legislativa en su favor.
Por ahora, la posibilidad de que el Senado apruebe el pliego de Lijo parece lejana, especialmente en un año de elecciones legislativas. Las tensiones políticas entre libertarios y kirchneristas complican aún más el panorama, pues ambos sectores deben exagerar sus discrepancias para mantener su apoyo en un clima de polarización.